EL ANILLO DE GIGES

¿Y TÚ QUÉ HARÍAS?

Hoy hemos ido a una actividad de la Sociedad Aragonesa de Filosofía realizada en la Biblioteca del Parque Tío Jorge, Javier Tomeo. Allí hemos estado dándole vueltas a algunos dilemas morales relacionados con la fábula platónica del Anillo de Giges y ha sido una actividad muy chula, que nos hadado bastante en qué pensar.

Al final la bibliotecaria, Carolina, nos ha enseñado la Biblioteca, que nos ha gustado mucho.

Mito platónico: El anillo del pastor Giges

Glaucón: Para darnos mejor cuenta de cómo los buenos lo son contra su voluntad, porque no pueden ser malos, bastará con imaginar que hacemos lo siguiente; demos a todos, justos e injustos, licencia para hacer lo que se les antoje y después sigámosles para ver adónde llevan a cada cual sus apetitos. Entonces sorprenderemos en flagrante al justo recorriendo los mismos caminos que el injusto, impulsado -por el interés propio, finalidad que todo ser está dispuesto por naturaleza a perseguir como un bien, aunque la ley desvíe por fuerza esta tendencia y la encamine al respeto de la igualdad. Esta licencia de que yo hablo podrían llegar a gozarla, mejor que de ningún otro modo, si se les dotase de un poder como el que cuentan tuvo en tiempos el antepasado del lidio Giges. Dicen que era un pastor que estaba al servicio del entonces rey de Lidia. Sobrevino una vez un gran temporal y terremoto; se abrió la tierra y apareció una grieta en el mismo lugar en que él apacentaba su ganado. Asombrado ante el espectáculo descendió por la hendidura y vio allí, entre otras muchas maravillas que la fábula relata, un caballo de bronce, hueco, con ventanillas, por una de las cuales se agachó a mirar; allí vio un cadáver, de talla al parecer más que humana, que no llevaba sobre sí más que un anillo de oro en la mano; el pastor se lo quitó y salió. Cuando se reunieron los pastores con el fin de informar al rey, como todos los meses, acerca de la hacienda, Giges acudió también con el anillo en el dedo. Sentado entre los demás, dio la casualidad de que volviera la sortija, dejando el engaste de cara a la palma de la mano; e inmediatamente se volvió invisible para quienes lo rodeaban y con gran sorpresa suya, comenzaron a hablar de él como si se hubiera ido. Con asombro, Giges tocó nuevamente el anillo, volviendo hacia fuera el engaste y tornó a ser visible. Al darse cuenta de ello, repitió el intento para comprobar si efectivamente tenía la joya aquel poder, y otra vez ocurrió lo mismo: al volver hacia dentro el engaste, desaparecía; cuando lo volvía hacia fuera, lo veían de nuevo. Hecha ya esta observación, procuró formar parte de los enviados que habían de informar al rey; una vez llegado al Palacio, sedujo a la reina, atacó y mató con su ayuda al soberano y se apoderó del reino. Pues bien, si hubiera dos sortijas como aquélla de las cuales llevase una puesta el justo y otro el injusto, es opinión común que no habría persona de convicciones tan firmes como para perseverar en la justicia y abstenerse en absoluto de tocar lo de los demás, cuando nada le impedía dirigirse al mercado y tomar de allí sin miedo alguno cuanto quisiera, entrar en las casas ajenas y fornicar con quien se le antojara, matar o libertar personas a su arbitrio, obrar, en fin, como un dios rodeado de mortales. En nada diferirían, pues, los comportamientos del uno y del otro, que seguirían exactamente el mismo camino. Pues bien, he ahí lo que podría considerarse una buena demostración de que nadie es justo voluntariamente, sino por fuerza y hallándose interiormente convencido de que la justicia no es buena para él; puesto que, en cuanto uno se cree capaz de poder cometer una injusticia sin riesgos, la comete. Y esto porque todo hombre cree que resulta mucho más ventajosa la injusticia que la justicia. «Y tiene razón al creerlo así», dirá el defensor de la teoría que expongo. Es más: si hubiese quien, estando dotado de semejante talismán, se negara a cometer jamás injusticia y a poner mano en los bienes ajenos, le tendrían, observando su conducta, por el ser más miserable y estúpido del mundo; aunque no por ello dejarían de ensalzarle en sus conversaciones, ocultándose así mutuamente sus sentimientos por temor de ser cada cual objeto de alguna injusticia. Esto es lo que yo tenía que decir.

La República

ZARAGOZA Y SUS BARRIOS A TRAVÉS DE SUS FUENTES

En la asignatura del ASL de 3º del PMAR hemos estudiado la ciudad y su estructura.

Para trabajar este tema, hemos estudiado nuestra ciudad y hemos elegido una fuente de algunos de los barrios de Zaragoza. Allí, cada persona nos ha explicado in situ la historia de la fuente y las características del barrio en el que está.

Además, hemos elegido un cuento ( generalmente tradicional, aunque no siempre) cuyo tema estuviera relacionado con la fuente de su trabajo y nos lo hemos contado. Un par de alumnos, en vez de cuentos, prefirieron una exposición académica de temas relacionados con el proyecto.

Ha sido una experiencia estupenda que terminó con bocadillo en la EXPO ( la última de las fuentes)

Yo personalmente, quiero agradecer a todo el mundo la parte que le toca (por acompañarnos, por animarnos, por permitirnos) y la ilusión y el esfuerzo con la que todos y todas abordaron el proyecto. Para mí, ya sois un 10.

Dejamos la versión corta del vídeo aquí:

VIAJAMOS A LA EDAD MEDIA

Esta mañana, el grupo de 2º ESO PMAR I hemos visitado el Convento de las Canonesas del Santo Sepulcro, junto a la Iglesia de San Nicolás de Zaragoza.

Allí nos han explicado muchas cosas sobre la vida en la Edad Media ( que habíamos estudiado en clase también) y hemos visto un claustro, que es el único mudéjar en un monasterio.

Hemos aprendido cosas muy interesantes y nos hemos imaginado el frío que debían de pasar en esa época. Es todo muy bonito y ojalá lo puedan restaurar pronto.

Nos ha gustado mucho la idea de que en esa época en Zaragoza la gente de distintas religiones convivía en paz y que el mudéjar, que es una forma de arte, sale de la unión de dos religiones y no de la lucha.

El guía ha sido muy amable y nos lo ha explicado todo muy bien.

Os recomendamos a todos la visita.